Aquellos que tienen un gato en casa saben que, gracias a su notable agilidad, pueden acceder a casi cualquier rincón del hogar. Esta habilidad satisface en gran medida su afán por reconocer el entorno que le rodea, ya que se trata de animales muy territoriales. Su gran capacidad física, unida a sus facultades sensoriales, convierten al gato doméstico en uno de los mamíferos más ágiles del reino animal. Si quieres saber por qué los gatos son tan ágiles y flexibles, ¡sigue leyendo!
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Los gatos son muy ágiles: ¿por qué?
Uno de los principales motivos por los que los gatos son tan ágiles es por su columna vertebral. A diferencia de los humanos, que solo tenemos 26, los gatos tienen alrededor de 50 vértebras. Este número puede variar en función de la longitud de su cola.
Teniendo en cuenta que el gato es un animal pequeño, un número de vértebras tan elevado le permite ejecutar movimientos mucho más ágiles que la mayoría de mamíferos. Además, posee discos intervertebrales de amortiguación que favorecen la flexibilidad del gato. Tanto es así, que pueden llegar a girar sobre sí mismos en un ángulo aproximado de 180 grados.
Las patas son otra de las claves de la agilidad del gato. Además de utilizarlas para el desplazamiento, les sirven de potentes amortiguadores que reducen el impacto de caídas a gran altura. Este es uno de los motivos por los que surge la expresión “tener más vidas que un gato”.
Además, las patas tienen la capacidad de estirarse para atrapar presas o trepar, lo que les resulta de gran utilidad para huir de los depredadores.
Por otro lado, los gatos caminan sobre los dedos, lo que les permite desplazarse sin hacer ruido, evitando llamar la atención de posibles amenazas. Los animales que ejecutan este tipo de desplazamiento son conocidos como “digitígrados”.
Por último, debemos destacar la presencia de la clavícula flotante que, sin duda, constituye un elemento clave en la movilidad de los gatos. A diferencia de otros animales, sus extremidades anteriores se unen a los hombros a través de músculos, lo que les da una gran libertad de movimiento.
Los sentidos de los gatos
La capacidad sensorial de los gatos es mucho más elevada que la de otros animales, lo que les permite ser muy ágiles en combinación con sus facultades morfológicas. Por ejemplo, dado que los gatos no sudan como los humanos, regulan su temperatura corporal a través de sus almohadillas plantares, igual que los perros. Por otro lado, les sirven como detector de vibraciones del suelo, lo que les ayuda a detectar alteraciones en el entorno y, por lo tanto, posibles amenazas.

El manto del gato también es un importante regulador térmico que le ayuda a refrigerarse o a calentarse indistintamente en función de la temperatura del entorno. Por si esto fuera poco, sus bigotes son importantes calibradores del equilibrio. Sus orejas, labios y trufa, también contribuyen al movimiento y ayudan a detectar alteraciones en el entorno.
Otro aspecto clave a tener en cuenta en lo que se refiere a la agilidad del gato es su oído interno. Se trata de un sofisticado sistema que ayuda al gato a mantener la posición cuando pierde el equilibrio. Este es el motivo por el que gatos siempre caen de pie. Es lo que se denomina como “reflejo de corrección”.